lunes, 26 de julio de 2010

PARA RECORDAR EL 26 DE JULIO

Un día como hoy: El cuartel Moncada adquirió relevancia histórica el 26 de julio de 1953 cuando un grupo de 135 guerrilleros antibatistianos (opositores a la dictadura de Fulgencio Batista) divididos en tres columnas comandadas por Fidel Castro, Raúl Castro y Abel Santamaría realizan el asalto al mismo. Este acto, que resultó fallido, fue el comienzo de la lucha que acabaría el 1 de enero de 1959 entrando triunfante en la ciudad de La Habana dando comienzo a la revolución cubana.

"Aquí les dejo la famosa carta que el Che le escribió a Fidel Castro refiriéndose a la despedida física de las filas del partido comunista y de sus responsabilidades en la patria de Partí".

Extraído del libro de: Pacho O´Donnell “La vida por un mundo mejor
Fidel
Me acuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos. Un día pasaron preguntando a quien se debería avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeo a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución Cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío. Hago formal renuncia de mis cargos en la Dirección del partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, solo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
Haciendo un recuento de mi vida pasada, creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado mas en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario.
He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes en el Caribe. Pocas veces brillo más alto un estadista que en esos días; me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar, de ver y apreciar los peligros y los principios.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te esta negado por tu responsabilidad al frene de Cuba y llego la hora de separarnos. Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo mas puro de mis esperanzas de constructor y lo mas querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevare la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que este; esto reconfortara y cura con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llegará la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tú ejemplo al que tratare de ser fiel hasta últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuare. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apenas: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado le dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decir a ti y a nuestro pueblo, p ero ciento que son innecesarias; las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborrar cuartillas.
Hasta la victoria siempre.
¡Patria o Muerte!


Che

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